Perdon cuarentena.

Perdón cuarentena.


Estoy encerrado, hace días que estoy así. Tal vez todos piensen que hace 20 días que estoy en este encierro pero no. Es tanto el tiempo que pasó desde la última vez que salí que ya perdí toda conciencia del espacio temporal en el que me sitúo, busco la salida pero no la encuentro, parece que esta prisión es eterna. Me estoy empezando a cansar, pero peor aún, a acostumbrar.  

Hace días, horas, minutos, segundos que todos estamos encerrado. Decimos vivir un eterno domingo. Más bien decimos estar en un domingo de nunca acabar, como que si el calendario se hubiese detenido, y solo se limite a repetir el mismo día, uno tras otro. 
A este día en particular no lo quiero mucho, ya se imaginaran porque, pero creo que hoy no es su culpa. Nos sentimos en un domingo eterno por lo que nosotros somos. 
Desde que esta prisión comenzó solo buscamos la forma de evadir estar solos, pero día a día, hora a hora, la soledad se hace más grande. Cada vez es más notoria, a cada instante es más evidente que no somos nada, que estamos acostumbrados a vagar por la vida sin un rumbo propio, siendo la rutina la que llega y nos pone sobre el escritorio, cuál jefe autoritario, las tareas que tenemos que hacer, y nosotros como todo empleado servil seguimos ese itinerario sin detenernos a pensar. 
¿Estamos presos o somos presos? ¿Es una cuestión de presente o de constante?
Nuestra vida parece depender de engaños, siempre es así, los odiamos pero los necesitamos para huir ¿de que? De estar solos, de pensar, de conocernos. Pónganle el nombre que quieran pero siempre buscamos la forma de huir, de evadirnos.
La rutina es la forma más clara de escapar de nosotros, cada actividad nueva es un tiempo menos en el que vamos a estar solos. Hoy en época de cuarentena usamos otros medios para evadirnos, porque estamos encerrados. En estos días no paramos de hacer videollamadas, vemos Netflix horas y horas, hacemos vivos, vemos la tele y programas inusuales, trepamos paredes, todo para estar entretenidos. Cada una de estas actividades es tan efectiva pero a su vez tan represivas que asume una forma de libertad, que nos hace creer en una realidad dibujada, nos somete a un acto totalitario. Y nosotros compramos esa gran mentira. 
Solo sobrevivimos en una realidad dibujada a medida nuestra. Podríamos vivir pero decidimos sobrevivir, solo hasta que vuelva la rutina, esta que es la tienda de la abolición de la libertad. 
Podríamos haber roto la jaula y escapar, pero está vez decidimos reforzar un poco más los barrotes y ver cómo el sufrimiento sigue. Solo porque no somos capaces de vivir, de romper las estructuras, de dar el verdadero golpe. 
Perdón cuarentena, la culpa no es tuya, es nuestra. Toda nuestra.

Escrita el día 7/4/2020.
Ig: jere.gonzalez.1
Tw: JereGonzalez99.

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