Redes.
Redes.
Pasan los años y nuestra sociedad va ganando cada vez más el orgullo del individualismo y del corazón de hielo. Que ilusos que somos.
Vivimos en una época contemporánea donde el que menos siente es el mejor, y eso es ve en los jóvenes, es triste esto. Estamos como encapsulados por las redes, si bien estas mejoraron muchas cosas, también las empeoraron al punto de ser nosotros y un teléfono, de creernos que de verdad somos amigos de los 500 tipos que tenemos en Facebook, o que sabemos cómo piensa alguien por las cosas que tuitea, o que nos conocemos en “persona” por mandarnos fotos por Snapchat o por ver posteos de Instagram; pero nada es lo que parece, todo se transgiversa.
Las redes ayudan a vender lo que cada uno quiere que se conozca, pero nunca vamos a conocer los verdaderos deseos y miedos de una persona, podemos hacer todos los ping pong de preguntas y respuestas posible pero las sensaciones no se ven en una pantalla, se ven en los ojos.
Y si bien todo se mezcla, acá entra en pelea el tiempo, darle TU tiempo a alguien para que te conozca y para compartir es algo inédito, o sea es conectarse en una relación y en comenzar a conocer de manera real al otro. Relación que puede ser muy variada, y eso si gracias a esta nueva generación.
Nos vamos a dar cuenta de esto el día que apostemos a dejar de tomarnos un café solos esperando que el otro nos responda, nos etiquete o nos de un like y nos la juguemos a que sean dos cafés o un mate y así de esa manera unirse.
Algunos dicen que las redes fortifican a las relaciones o que generan nuevas, pero estas sólo crean cosas pasajeras, nunca nada es realmente duradero y esto es así porque llegas al punto de que te cansas de hablar con una foto, porque los “jajajajaj” pueden denotar gracias pero nunca van a ser una risa el. El mejor ejemplo es que cada uno vea a su mejor amigo, este difícilmente sea hijo de una relación virtual, teniendo un ejemplo tan claro, ¿que más necesitamos para darnos cuenta que esta idea de hablar 24/7 por un teléfono no es más que un engaño constante? Y así, al momento de que esta “relación” llegue a su fin no sabremos si en verdad extrañamos la dependencia social, el tener alguien con quien hablar, o si en realidad extrañamos a esa persona que decíamos conocer y que supuestamente tanto queríamos.
Escrita día 29/10/2017.
Ig: jere.gonzalez.1
Tw: JereGonzalez99
Comentarios
Publicar un comentario