Viento del este.

Viento del este.

Todos los pronósticos lo indican, el viento del este se acerca cada vez más rápido. No podemos huir de nuestro destino, aunque lo queramos no podemos, todos tenemos una única certeza en esta vida, y es que él nos alcanzará, nos atrapara y nunca más nos librará. 

Desde que nacemos llevamos una marca, esa que es nuestra fecha de vencimiento, el momento en el que vamos a caducar y dejar de ser. Pero ¿a lo largo de esta vida llegamos a ser?.

El hombre todo el tiempo busca escapar, intenta encontrar la llave del infierno para poder salir de toda esta agonía que nos azota día tras día. Pero por más que lo intentemos no vamos a lograrlo. En esta carrera de nunca ganar hay diversos motivos para constantemente fracasar, pero en fin es un objetivo totalmente inalcanzable. 

Cada vez que un nuevo día comienza ese viento nos azota más fuerte, como la sombra que persigue al mercader, quien se da cuenta que es perseguido e intenta escapar y esconderse, así correr lo más rápido que puede, pero él, en el fondo, sabe que no lo va a lograr. 

Nuestra vida es efímera, fugaz, incontrolable, nada de lo que hagamos o dejemos de hacer lo va a cambiar, y es por eso que nos persiguen con la idea de que hay que ser, que hay que lograr cosas para quedar en la memoria ¿de quien? De nadie, pues nadie nos recordará, nunca lo harán. 

Todo el tiempo queremos engañarnos, nos mentimos y nos creemos esa mentira. Magnificamos nuestros problemas diarios, los hacemos gigantes, a tal punto que no vemos que a nadie le interesan, ni a nuestros mejores amigos. Es todo una farsa, creemos que lo que nos pasa a nosotros es único, y no. 

¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y no hay nada nuevo bajo el sol, nada nuevo. Todo lo que nos pasa ya pasó, y todo ya se olvidó. 

Al igual que nosotros y que a nosotros. Todo se olvida, todo pasa, todo deja de ser. 

La muerte nos corre, el viento nos sopla y nosotros nunca seremos ... porque finalmente, la muerte debe vencer, pues somos su victima ya desde el nacimiento, y tan solo juguetea un rato con su presa antes de devorarla.

Escrita el día 30/4/2020

Ig: jere.gonzalez.1 / jotagefe.cartas

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