Mate al tiempo.

Mate al tiempo.

Me levanté a la madrugada e hice algo totalmente ilógico, algo que nunca antes había imaginado, tal vez estaba bajo un estado de inconsciencia debido al sueño que tenía. La realidad es que no lo sé. 

Lo único real es que me desperté un tanto ofuscado, y como si un ente superior me guiara, procedí a romper todos los relojes que había en mi casa, nos los descolgué, sino que los rompí, los destrocé en tantos pedazos que ni siquiera el mejor joyero va a poder hacerlos ser lo que eran. 

Creo que esto se debe a mi impaciencia, o tal vez a mis ganas por controlar todo, una vez más, no lo se. Pero si de algo estoy seguro, es que me canse, entendí que romper ese instrumento diabólico era la única forma de alejarme del burdo formalismo que nos atrapa constantemente. 

El tiempo es algo inmaterial, irreversible, infinito, inmanejable, es lo único que no podemos controlar, eso es, es incontrolable. Es un estadio en el que nosotros andamos, y de allí surge mi gran enojo. 

El tiempo fue, es y va a seguir siendo, incluso después de nosotros, nuestra muerte va a significar sólo el fin de nuestro tiempo, ningún libro, ningún árbol, ningún hijo, nada lo va a impedir, nada nos va a sacar del olvido. 

El tiempo es lineal o existencial, el tiempo es 24 hrs por día, o muchas sensaciones. La linealidad a la que nos acostumbrados es una forma más de estar oprimidos, de no romper los moldes, es la forma que nos imponen para encajar, es una maldición con la que a todo momento nos dicen "llegaste tarde", pero déjenme decirles que llegar no pasa por el respeto, pasa por llegar, por estar. 

El reloj es una cárcel, es la muestra cabal de que a cada momento que se sucede nuestra muerte está un tanto más cerca. Pero ¿que nos preocupa? ¿nuestra muerte o qué luego de ella todo afuera siga igual? ¿No seríamos más felices con un botón para que al momento de morir todo el mundo desaparezca? 

Medir el tiempo es ilógico, pues todo lo que lo acontece es casual, nada es premeditado, todo es obra de la nada misma. El mundo lo es, el big bang lo es, las tapas de los tuppers lo son, nosotros lo somos. Todo es tan casual que contabilizar el tiempo como algo perfecto, que en realidad se base en una casualidad de la naturaleza, es un tanto irracional al menos. 

Hoy quisiera detener la arena que cae en este reloj, quisiera tener el control, o al menos quiero romper con esta constante ley moral de la puntualidad, pues es esta la máxima expresión de la dependencia total que tenemos hacía la rutina, es la forma en que luego nos imponen todo lo que ya sabemos, pues nosotros mismo aceptamos tácitamente vivir en esta celda de agujas.


Escrita el día 7/5/2020
Ig: jere.gonzalez.1 / jotagefe.cartas
Tw: JereGonzalez99

Comentarios

  1. Pero, por muchos relojes que destruyas, no destruirás el tiempo. Seguirá ahí, presente. Presente, ese momento en el que todo ocurre.

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    1. Totalmente!! Es una metáfora un tanto dramática, pero en fin la idea es demostrar que nunca podremos tener y siempre seguirá pese a que nosotros no.

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